Aliyot Vayikrá - Behar Bejucotai
Levíticos 25:1 al 27:34
Por Eliyahu BaYona Ben Yosef, Director
Shalom Haverim Org. New
York
Aliyot es el plural hebreo de Aliá o
Aliyá que significa "subir". Cada vez
que una persona - Olé- sube a la Bimá
debe recitar la Brajá -Bendición- antes
de comenzar el Baal Koréh -בעל
קורא -
la Lectura y al cerrar la misma. Esto se
hace cada vez que el Baal Koréh lee la
Porción -Parashá- correspondiente.
El Maftir es la última persona que se
llama a la Bimá y es invitada a leer la
porción de la Haftará -Profetas-
Esta es la Brajá de la Lectura de
la Toráh:
Barejú et Adonai hamevoraj. |
¡Bendecid al Eterno,
el Bendito! |
|
Baruj Adonay hamevoraj le'olam
va'ed. |
Bendito es el Eterno,
el Bendito para siempre. |
|
Baruj atáh Adonay Eloheynu melej
ha'olam, asher bajar banu
mikol-ha'amim, venatan lanu
et-torato. |
Bendito seas Tu, oh
Eterno nuestro Dios, Rey del
universo que nos elegiste entre
todos los pueblos y nos diste Tu
Toráh, Bendito seas, oh Eterno,
que nos concediste la Toráh. |
|
|
Bendito seas, oh
Eterno, que nos concediste la
Toráh. AMEN |
Al terminar la Porción debe leer esta
Brajá:
|
Bendito seas Tu oh
Eterno nuestro Dios, Rey del
Universo que nos diste (Tu
Toráh), la Toráh de la Verdad, e
implantaste en nosotros la Vida
Eterna. |
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Bendito seas, oh
Eterno, que nos concediste la
Toráh. (TODOS DICEN AMEN) |
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Habla a los hijos de
Israel y diles: Cuando entréis
en la tierra que voy a daros,
guardará la tierra descanso,
descanso en nombre del Eterno. |
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Seis años sembrarás
tu campo, y seis años podarás tu
viña y recogerás su producto; |
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y en el año séptimo, Shabat de descanso será para la tierra; sábado en nombre del Eterno; tu campo no
sembrarás, y tu viña no
podarás. |
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Lo crecido por sí
mismo después de la siega no
segarás, y las uvas separadas
para ti de tu viña no
vendimiarás; año de descanso
será para la tierra |
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Y será el fruto que
crece por sí mismo del descanse
de la tierra, libre para comer
para vosotros: para ti, para tu
siervo, para tu sierva, para tu
jornalero y para el huésped:
todos los que habiten contigo; |
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y también para tus
bestias y para los animales
salvajes que hubiere en tu
tierra, será todo su producto
para comer. |
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Y contarás para ti
siete semanas de años, siete
veces siete años; de modo que el
espacio de las siete semanas de
años ha de ser cuarenta y nueve
años. |
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Y harás resonar la
voz del shofar a los diez días
del séptimo mes: en el día de
las expiaciones haréis sonar el
shofar en toda vuestra tierra. |
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Y santificaréis el
año quincuagésimo, y
proclamaréis libertad (para los
siervos) en toda la tierra, para
todos sus moradores; año de
jubileo será para vosotros, y
cada uno de vosotros tornará a sus posesiones, y cada uno a su
parentela volverá. |
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|
Jubileo es él;
solamente el año quincuagésimo
será jubileo para vosotros; no
sembraréis ni segaréis lo que de
suyo naciere (en la tierra), ni
vendimiaréis las uvas de la viña
separadas para vosotros, |
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porque es el jubileo.
Santo os será; comeréis el
producto que sale por sí mismo
del campo. |
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En este año de
jubileo volverá cada cual a su
posesión. |
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Y cuando hiciereis
una venta a vuestro prójimo, o
comprareis de mano de vuestro
prójimo, no engañéis cada cual a
su compañero. |
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Siendo muchos los
años, aumentarás el precio de tu
compra, y siendo pocos los años,
disminuirás el precio de tu
compra; porque según el numero
de las cosechas de los años, te
venderá. |
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Y no engañaréis cada
uno a su prójimo, y temerás a tu
Dios; porque Yo soy el Eterno,
vuestro Dios. |
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Y cumpliréis mis
estatutos y guardaréis mis
juicios para cumplirlos; así
habitaréis seguros en la tierra. |
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SEGUNDA
ALIÁ |
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Y si dijereis: ¿Qué
comeremos en el séptimo año, en
vista de que no hemos de
sembrar, ni hemos de recoger
(para casa) lo que la tierra
produzca para nosotros? |
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Yo enviaré mi
bendición para vosotros en el
sexto año, de modo que la tierra
produzca fruto suficiente para
los tres años; |
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|
y sembraréis en el
octavo año, y seguiréis comiendo
los frutos añejos hasta el
noveno año, es decir, hasta que
salga el producto del octavo
seguiréis comiendo de lo añejo. |
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y la tierra no podrá
venderse en perpetuidad, porque
mía es la tierra; pues peregnnos
y moradores de la tierra sois
vosotros para conmigo. |
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|
Y en toda la tierra
de.vuestra posesión, derecho de
rescate concederéis a la tierra. |
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Y si el hombre no
tuviere rescatador, pero por su
propia mano alcanzase medios, y
hallase lo suficiente con que
rescatarla, |
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contará entonces los
años desde que hizo la venta
hasta el jubileo, descontando
los años que la tuvo el
comprador, y restituirá al
hombre a quien vendió, el precio
de los años que queden hasta el
jubileo; así volverá él a su
posesión. |
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|
Pero si no alcanzase
por su propia mano los medios
suficientes para restituirle,
saldrá del poder de éste en el
año del jubileo, y aquél volverá
a su posesión. |
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TERCERA ALIÁ |
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Y si no fuese
redimida dentro del espacio de
un año entero, la casa que
estuviere en ciudad murada
quedará establecida para siempre
como propiedad del que la
compró, por todas sus
generaciones; no saldrá de su
poder en el jubileo. |
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|
Pero las casas de las
aldeas que no tienen muros a su
alrededor, serán consideradas
como los campos de la tierra:
redención habrá para ellas, y en
el jubileo saldrán del poder del
comprador. |
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|
Y en cuanto a las
ciudades de los levitas, las
casas de las ciudades de su
posesión tendrán derecho
perpetuo de rescate. |
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|
Y el que comprare
aunque fuere levita) de los
levitas, la casa o la ciudad
vendida saldrá del poder del
comprador en el jubileo; porque
las casas de las ciudades de los
levitas son su posesión entre
los hijos de Israel. |
|
|
Y los campos
vecinales de las ciudades de
ellos no podrán ser vendidos,
porque son posesión perpetua
para ellos. |
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|
Y cuando empobreciere
tu hermano y apoyare su mano en
ti, tú detendrás su caídaaunque fuere peregrino o extranjero morador de la
tierra, para que pueda vivir
junto a ti. |
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|
No tomarás de él
lucro ni usura y temerás a tu
Dios, para que pueda vivir tu
hermano junto a ti. |
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|
Tu dinero no le darás
con lucro, y con usura no le
darás tu alimento; |
|
. |
Yo soy el Eterno,
vuestro Dios, que os saqué de la
tierra de Egipto para daros la
tierra de Canaán, a fin de ser
vuestro Dios |
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CUARTA ALIÁ |
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estará contigo como
jornalero y extranjero morador
de la tierra; hasta el año del
jubileo te servirá. |
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Entonces saldrá de tu
poder, él y sus hijos con él, y
volverá a su parentela y volverá
a la posesión de sus padres. |
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|
Porque ellos son mis
siervos, los cuales Yo saqué de
la tierra de Egipto; no podrán
ser vendidos como esclavos. |
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|
No dominarás sobre él con rigor, y temerás a tu Dios. |
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|
Y en cuanto al siervo
y a la sierva que hayas de tener
(en perpetuidad), serán de las
naciones que están en torno
vuestro; de ellos podréis
adquirir siervos y siervas. |
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|
Y también de los
hijos de los extranjeros que
moran junto a vosotros, de éstos
podréis comprarlos, y de sus
familias que estén entre
vosotros, y de los que nacieron
de ellos en vuestra tierra. Ellos servirán
para vosotros de posesión, |
|
|
y a ellos podréis
dejar por herencia para vuestros
hijos después de vosotros, como
posesión hereditaria;
perpetuamente os haréis servir
de ellos. Pero entre vuestros
hermanos, los hijos de Israel,
no os dominaréis el uno al otro
con rigor. |
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|
después de vendido le
quedará el derecho de redención;
uno de sus hermanos deberá
redimirlo: |
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o su tío o el hijo de
su tío debe redimirle, o algún
pariente cercano suyo de su
familia le redimirá; o si por su
propia mano hubiere adquirido
medios redímase a sí mismo. |
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|
Y hará el cálculo con
aquél que le compro, desde que
se vendió a el hasta el año del
jubileo; y será el precio de su
cuenta conforme al número de
estos años; como los días de un
jornalero se calculará para él. |
|
|
Si aún le quedasen
muchos años, en proporción de
ellos devolverá su rescate,
conforme al precio por el cual
fue comprado. |
|
|
Y si poco le quedase
de los años hasta el año del
jubileo, así se le hará el
cálculo: en proporción a los
años que le quedaren hasta el
jubileo, restituirá el precio de
su rescate. |
|
|
Como quien está
alquilado de año en año, así
estará con él; no le dominará
con rigor delante de tus ojos. |
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|
Y si por estos medios
no fuere redimido, entonces
saldrá libre en el año del
jubileo, el y sus hijos con él. |
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|
No hagáis para
vosotros ídolos ni esculturas,
ni monumentos de idolatría
erráis para vosotros, ni piso
idolátrico de piedras pondréis
en vuestra tierra para postraros
sobre él; porque Yo soy el
Eterno, vuestro Dios. |
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|
Mis sábados
guardaréis, y mi santuario
reverenciaréis; Yo soy el
Eterno. |
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|
Yo os daré vuestras
lluvias a su tiempo para que la
tierra dé su producto, y el
árbol del campo rendirá su
fruto. |
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Y la trilla alcanzará
a la vendimia, y la vendimia
alcanzará a la siembra; y
comeréis vuestro pan hasta la
saciedad, y habitaréis seguros
en vuestra tierra. |
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Y perseguiréis a
vuestros enemigos, los cuales
caerán a espada ante vosotros; |
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|
y perseguirán cinco
de vosotros a cientos de ellos,
y cien de vosotros perseguirán a
diez mil; y vuestros enemigos
caerán a espada ante vosotros. |
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|
Y volveré mi rostro
hacia vosotros y os haré
fecundos, y os multiplicaré, y
afirmaré mi pacto con vosotros. |
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QUINTA ALIÁ |
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Y colocaré mi morada
en medio de vosotros, y no se
enfadará mi alma de vosotros. |
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|
Y Yo andaré en medio
de vosotros, y seré vuestro
Dios, y vosotros seréis mi
pueblo, |
|
|
Yo soy el Eterno,
vuestro Dios, que os sacó de la
tierra de los egipcios para que
no fueseis siervos de ellos, y
rompí las coyundas de vuestro
yugo, y os hice andar con la
cabeza erguida. |
|
|
Pero si no me oyereis ni cumpliereis todos estos preceptos; |
|
|
y si rechazareis con
desprecio mis estatutos, y si
vuestra alma se enfadase de mis
juicios de modo que no
cumpliereis todos mis preceptos
para violar mi pacto, |
|
|
Yo también haré esto
con vosotros: traeré sobre
vosotros el terror, la tisis y
la fiebre ardiente, que
desesperan y atormentan el alma;
y sembraréis en balde vuestra semilla,porque el fruto se lo
comerán vuestros enemigos. |
|
|
Y enviaré mi ira
contra vosotros, de modo que
seréis derrotados ante vuestros
enemigos, y os dominarán los que
os aborrecen, y huiréis sin que
nadie os persiga. |
|
|
Y si ni aun con esto
me oyeseis, proseguiré
castigándoos con siete
calamidades, a causa de vuestros
pecados. |
|
|
Y quebrantaré la
altivez de vuestra fuerza, y
tornaré vuestros cielos como
hierro y vuestra tierra como
cobre; |
|
|
y se acabará en vano
vuestra fuerza, pues no dará
vuestra tierra su producto, ni
el árbol de la tierra rendirá su
fruto. |
|
|
Y si anduviereis con
porfía contra Mí y no quisiereis
obedecerme, continuaré trayendo
sobre vosotros otras siete
plagas, conforme a vuestros
pecados; |
|
|
y enviaré sobre
vosotros las fieras del campo,
que os privarán de vuestros
hijos y que exterminarán a
vuestras bestias, y a vosotros
os reducirán a pocos y harán que
vuestros caminos se tornen
desiertos. |
|
|
Y si aún con esto no
os reformaseis para volveros a
Mí, sino que anduviereis con
porfía contra Mí, |
|
|
también Yo andaré con
porfía contra vosotros, y os
castigaré Yo también con siete
calamidades, por causa de
vuestros pecados. |
|
|
Y traeré sobre
vosotros la espada vengadora en
venganza por mi pacto
quebrantado), y os recogeréis
dentro de vuestras ciudades; y
enviaré la peste entre vosotros,
y seréis entregados en manos del
enemigo. |
|
|
Cuando yo os hubiere
privado del sustento del pan,
diez mujeres cocerán vuestro pan
en un solo horno, y os
devolverán vuestro pan por peso;
y comeréis, mas no quedaréis
satisfechos. |
|
|
Y si ni aun con esto
me obedeciereis, sino que
siguiereis andando con porfía
contra Mí, |
|
|
Yo andaré también con
furor de porfía contra vosotros,
y os castigaré Yo también con
siete calamidades, por causa de
vuestros pecados. |
|
|
Y comeréis la carne
de vuestros hijos, y la carne de
vuestras hijas comeréis. |
|
|
Y destruiré vuestros
lugares altos, y exterminaré las
imágenes que exponéis al sol, y
echaré vuestros cuerpos
moribundos sobre los cuerpos de
vuestros ídolos; y mi alma se
enfadará de vosotros. |
|
|
Y reduciré vuestras
ciudades a escombros, y asolaré
vuestros santuarios, y no
recibiré con agrado vuestros
sacrificios públicos. |
|
|
Y Yo asolaré la
tierra de modo que se pasmen de
esto vuestros mismos enemigos
que en ella habiten; |
|
|
y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré
espada tras de vosotros, y
vuestra tierra quedará asolada,
y vuestras ciudades quedarán en
ruinas. |
|
|
Entonces la tierra
calmará la ira del Eterno en
todos los días de su desolación,
por los años sabáticos en que
ella no descansó mientras
vosotros estéis en la tierra de
vuestros enemigos; entonces
descansará la tierra y hará
calmar la ira del Eterno por los
años sabaticos. |
|
|
todo el tiempo de su
desolación descansará lo que no
descansó en vuestros años
sabáticos (y jubileos), cuando
habitasteis en ella. |
|
|
Y en cuanto a los que
quedaren de vosotros, infundiré
desaliento en sus corazones en
la tierra de sus enemigos, de
modo que los ponga en fuga el
ruido de una hoja que se agite;
y huirán como quien huye de la
espada, y caerán sin que nadie
les persiga. |
|
|
Y tropezaran los unos
contra los otros, como si
huyeran delante de la espada,
aunque nadie les persiga; y no
habrá en vosotros resistencia
ante vuestros enemigos. |
|
|
Y os perderéis entre
las naciones, y os consumirá la
tierra de vuestros enemigos. |
|
|
Y los que quedaren de
vosotros, desfallecerán en su
iniquidad en las tierras de
vuestros enemigos; y también por
las iniquidades de sus padres
desfallecerán juntamente con
ellos. |
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|
Y confesarán ellos su
iniquidad y la iniquidad de sus
padres, por la prevaricación que
cometieron contra Mí; y porque
anduvieron con porfía contra Mí, |
|
|
Yo también; andaré
contra ellos con porfía, y los
llevaré a tierra de sus
enemigos. Quizá se humillarán
sus corazones incircuncisos
(entupidos), y les será
perdonada su iniquidad. |
|
|
Entonces Yo me
acordaré de mi pacto con Jacob;
y también de mi pacto con Isaac;
y también de mi pacto con
Abraham me acordaré; y me
acordaré de la tierra. |
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|
Porque la tierra
habrá quedado abandonada por
ellos, y habrá calmado la ira
del Eterno por los años
sabáticos, en su desolación por
causa de ellos, y ellos habrán
sido perdonados por su
iniquidad, porque rechazaron con
desprecio mis juicios, y su alma
rechazó mis decretos. |
|
|
Mas aun así, estando
ellos en la tierra de sus
enemigos, no los desecharé ni me
enfadaré de ellos para
destruirlos, anulando mi pacto
con ellos; porque Yo soy el
Eterno, su Dios; |
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|
y me acordaré a favor
de ellos del pacto con sus
antepasados, a quienes saqué de
la tierra de Egipto, a vista de
las naciones, para ser su Dios;
Yo soy el Eterno. |
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Estos son los
estatutos y los juicios y las
leyes que estableció el Eterno
entre El y los hijos de Israel
en el monte de Sinay, por
conducto de Moisés. |
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SEXTA ALIÁ |
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Habla a los hijos de
Israel y diles: Cuando alguno hiciere un voto especial al Eterno, prometiendo consagrarle una persona según su avalúo, |
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|
si el avalúo fuese
respecto a varón, desde la edad
de veinte años hasta la edad de
sesenta años, la valuación será
de cincuenta siclos de plata,
según el siclo del santuario. |
|
|
Mas si fuere respecto
a hembra, será su valuación de
treinta siclos. |
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|
Y si fuere de edad de
cinco años hasta la edad de
veinte años, será el avalúo para
el hombre, de veinte siclos, y
para la mujer, de diez siclos. |
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|
Y si fuere de edad de
un mes hasta la edad de cinco
años, será el avalúo para el
hombre, de cinco siclos de
plata; y para la mujer será el
avalúo, de tres siclos de plata. |
|
|
Y si fuere de edad de
sesenta años para arriba, si
fuere hombre será la valuación
de quince siclos, y para la
mujer, de diez siclos. |
|
|
Pero si fuere
demasiado pobre y no pudiere
pagar la valuación, (el votante)
hará presentar (a la persona
votiva) delante del sacerdote, y
el sacerdote la valuará; según
las posibilidades del que hizo
e) voto, la valuará el
sacerdote. |
|
|
Y si fuere algún
animal de los cuales se puede
presentar en sacrificio al
Eterno, cualquier parte de él
ofrecida al Eterno, será santa; |
|
|
no lo mudará ni lo
trocará, ni bueno por malo ni
malo por bueno; y si de algún
modo se trocare un animal por
otro, entonces tanto él como su
trueque quedarán santos. |
|
|
Y si fuere cualquier
animal impuro, de los que no se
ofrecen en sacrificio al Eterno,
(el votante) presentará el
animal ante el sacerdote; |
|
|
y lo valuará el
sacerdote, sea bueno o malo;
según el avalúo del sacerdote,
así quedará. |
|
|
Y si quisiere
redimirlo, añadirá la quinta
parte de él sobre la valuación. |
|
|
Y cuando alguno
consagrare su casa, para que sea
santidad para el Eterno, la
valuará el sacerdote, sea buena
o mala; conforme la evalúe el
sacerdote, así quedará. |
|
|
Y si aquél que la
consagra quisiera redimirla,
añadirá la quinta parte sobre el
dinero de la valuación de ella,
y será suya. |
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SÉPTIMA ALIÁ |
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|
Si consagrase su
campo al acabar el año del
jubileo, conforme a esta
valuación quedará. |
|
|
Mas si consagrase su
campo tiempo después del
jubileo, el sacerdote calculará
el precio a razón de los años
restantes hasta el próximo
jubileo, y se rebajarán del
avalúo los años que transcurran desde la consagración hasta el rescate. |
|
|
Y si aquél que lo
consagra quisiere redimir su
campo, añadirá la quinta parte
sobre el precio de la valuación
del campo, y se quedará con él. |
|
|
Y si no redimiese el
campo o hubiese vendido el campo
a otro hombre, ya no podrá ser
redimido, |
|
|
sino que el campo,
cuando saliere libre en el
jubileo, será santo para el
Eterno, como campo consagrado
para el sacerdote; la posesión
de él pertenecerá a los
sacerdotes. |
|
|
|
|
|
el sacerdote
calculará el importe de su
avalúo hasta el año del jubileo,
y él pagará el precio del avalúo
ese mismo día, como cosa santa
para el Eterno. |
|
|
En el año del jubileo
volverá el campo a aquél de
quien fue comprado, al mismo a
quien pertenece la posesión de
la tierra. |
|
|
Y todos tus avalúos
serán en siclos del santuario;
veinte guerás son un siclo. |
|
|
Mas al primogénito de
los animales que por
primogenitura pertenece al
Eterno, nadie lo podrá consagrar
para hacer con él otra ofrenda;
ya sea buey o cordero, es del
Eterno. |
|
|
Y si consagrare un
animal impuro, él lo redimirá
según el avalúo, y añadirá la
quinta parte sobre ese valor;
mas si no fuere redimido, será
vendido conforme a la valuación. |
|
|
Con todo, cualquier consagración que una persona hiciere al Eterno, de cuanto fuere suyo propio, ya sea
hombre (siervo o extranjero), ya
animal o campo de su posesión,
no podrá ser vendido ni
redimido: toda consagración será considerada santa muy santapara Adonai |
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|
|
Todo el diezmo de la
tierra, así de la simiente de la
tierra como del fruto de los
árboles, ante el Eterno lo
comerás (en Jerusalem); santo es
para el Eterno. |
|
|
Y si alguno quisiere
redimir cualquier parte de su
diezmo, añada la quinta parte de
su precio sobre él, (y su valor
lo comerá en Jerusalem). |
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|
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|
|
No se ha de mirar si
es bueno o malo, ni se ha de
trocar; y si de algún modo se
trocare, tanto él como su
trueque serán consagrados, no
podrán redimirse. |
|
|
Estos son los
preceptos que prescribió el
Eterno a Moisés, para los hijos
de Israel, en el monte Sinay. |
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|
El Maftir -que
leerá después la porción de los
Profetas- es llamado a la Bimá |
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El Maftir lee: del
27:32 al 27:34 |
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Asi se culmina la
lectura del Libro de Vayikrá y
se acostumbra proclamar en voz
alta y fuerte las siguientes
palabras: |
|
|
JAZAK, JAZAK, VENITJAZEK |
Sé fuerte, sé fuerte
y nos fortaleceremos! |
NOTAS EXPLICATORIAS:
Shabat de descanso
Todo séptimo año, calculando desde el
año de la creación del mundo, (por
ejemplo el año 5775) es un año sabático,
llamado en hebreo Shemitá, durante el
cual la tierra debía estar en reposo.
Los productos que crecían
espontáneamente en el campo, eran
socializados y pertenecían a todo el
mundo: al siervo, al empleado, al
extranjero y aun al ganado y a los
animales salvajes del campo. La palabra
Shemitá expresa la idea de dejar y
soltar. En el año de la Shemitá el
acreedor tenía que renunciar a cobrar lo
que le debían (ver Deuteronomio 15, 2).
Por otra parte, todos estaban obligados
por la religión a prestar al necesitado
dinero o alimentos sin exigir intereses
(Levíticos 25, 37), y así se mantenía el
equilibrio de la fortuna: los ricos
cubriendo el déficit de los pobres.
Tornará a sus posesiones
Después de que los hijos de Israel
conquistaron la Transjordania y la
Tierra Prometida, el territorio fue
repartido entre el pueblo. La división
tuvo lugar primeramente en proporción al
número de personas de las tribus, y
después entre las familias promedio de
los Urim y Tumim (ver comentario en
Levíticos 8:8). Esta repartición se hizo
para no variar jamás; pero al correr de
los años, como es natural, no podía
dejar de haber altas y bajas entre las
diversas familias, por las diferencias
de inteligencia, trabajo, salud, número
de hijos, o por las enfermedades o
calamidades. Pero la Ley de Moisés
remedió las causas del desequilibrio de
fortunas con dos preceptos: el derecho
de rescate de las tierras alienadas y la
ley del jubileo. Si el rescate de las
tierras vendidas no podía ser efectuado
al final de cuarenta y nueve años, la
tierra volvía a su primer propietario
por la ley del jubileo. En las ventas de
los terrenos se tenía en cuenta el
número de años que faltaba para el
próximo jubileo a fin de fijar su
precio. Así, las ventas de la tierra no
eran más que un género de arrendamiento.
Tú detendrás su caída
Además del precepto de socorrer al pobre, la ley nos ordena asistir
a aquél que esté amenazado de caer en la
pobreza: "Y cuando empobreciere tu
hermano y apoyase su mano en ti, tú
detendrás su caída" (versículo 35). ¿De
qué modo debemos ayudar al que declina
económicamente y está para caer? Con
préstamos sin intereses, pues prestar es
mejor que dar. Rabí Yoná dice en el
Midrash (Yalcut 665): "No fue escrito:
Feliz aquél que da al pobre, sino: feliz
es aquél que se porta inteligente con el
pobre" (Salmo 41, 2). La caridad debe
ser practicada con inteligencia y
delicadeza, usando respeto y
consideración con el humilde y
estudiando la manera de dar a cada cual,
con el fin de no humillarle. Habiendo
tenido Rabí Yoná conocimiento de la
miseria en que se encontraba una persona
notable de la ciudad, fue a visitarla y
le dijo: Tengo una noticia de fuente
segura: que te cayó una herencia de
parte de un pariente que mora lejos. ¿No
desearías que te diera un anticipo sobre
tu futura fortuna?"
No dominarás sobre él con rigor
La Torá no prohibió a los israelitas
tener esclavos. Podemos atribuir la
causa al estado social de los pueblos de
la antigüedad, que no permitía una
abolición total e inmediata. Pero la Ley
de Moisés quebró los eslabones de la
esclavitud con sus imposiciones al amo
en favor de los esclavos. El tiempo que
el israelita permanecía como esclavo
tenía un límite de seis años (ver Éxodo
21, 1 al 11); además estaba muy
protegido por la ley, y su situación era
tan buena que nuestros sabios dijeron:
"Quien adquiere un esclavo hebreo es
como si comprase un dueño para sí"
(Kidushín 20). El esclavo pagano no
tenía tiempo determinado para su
esclavitud, pero la Torá extendía
también sobre él su protección. La Ley
decretó la pena capital contra el amo
que ocasionase la muerte de su esclavo,
aunque fuese pagano. Este recobraba la
libertad cuando su amo le ocasionaba
aunque sólo fuese la pérdida de un
diente (Éxodo 21, 20 y 27), y debía ser
tratado con la benevolencia que los
divinos preceptos recomiendan para con
los israelitas.
Si no oyereis ni cumplieres
Esta parashá se llama comúnmente Tojajá (amonestación), pues
habla de los beneficios que nos llegarán
por la sumisión a los preceptos de la
Torá, y de los males que nos alcanzarán
por desobedecerlos. Todo lo que Moisés
predijo, sucedió. Nuestros antepasados
podían vivir felices y tranquilos en sus
tierras, pero abandonaron estas leyes y
en lugar de unirse, se dividieron y en
lugar de adorar al Eterno, el Dios
único, se dejaron arrastrar por la
idolatría y adoraron en diversas
ocasiones la plata y el oro. En vano los
profetas les advirtieron; ellos no
escucharon. Fue entonces cuando
sucedieron las desgracias. El Templo fue
destruido y tuvo lugar la dispersión.
Sembrareis en balde vuestra semilla
Este versículo quiere decir que la simiente no crecerá, y aún si
creciese, la aprovecharán los enemigos.
Os esparciré entre las naciones
De la misma manera que Dios cumplió el
castigo anunciado en este pasaje, así
también fue realizada su promesa en la
que dice: "Mas aun estando ellos en la
tierra de sus enemigos, Yo no los
desecharé ni los abominaré para
consumirlos, invalidando mi alianza con
ellos; porque Yo, el Eterno, soy su
Dios" (versículo 44). Dios fue fiel a su
promesa, y en nuestros días ocurrió el
gran milagro. El sol de la libertad
brilló para nosotros. Ahora, más que
nunca, deberán escucharse estas palabras
del comienzo de la parashá: "Si
anduviereis en mis estatutos y
guardareis mis preceptos y los
cumpliereis. Yo os daré vuestras lluvias
a su tiempo para que la tierra dé su
producto, y el árbol del campo rendirá
su fruto...Y comeréis vuestro pan hasta
la saciedad, y habitaréis seguros en
vuestra tierra. Y yo estableceré la paz
en el país, y os acostareis sin que
nadie (os) amedrente... y la espada no
pasará por vuestra tierra (versículos 3
al 6)."
Cuando alguno hiciere un voto especial
Este fragmento hasta el versículo 8
trata de los votos que hace la persona,
prometiendo pagar el valor de un ser
humano, de un animal o de una cosa, cuya
cuantía era utilizada para los gastos de
conservación del Templo. El valor de un
hombre de edad de veinte hasta sesenta
años, se calculaba en cincuenta siclos
de plata, y el de una mujer, en treinta
siclos, etc. (ver versículos 3 al
8). Al envejecer, el valor del hombre
disminuye más en proporción que el de la
mujer, pues los antiguos decían: "Un
viejo en la casa es una bendición, pero
una vieja es un tesoro" (Talmud Erajín
19). Y si fuese pobre quien hizo el
voto, lo pagaba según le permitiese su
situación económica, pero dejando para
sí la alimentación para un mes, ropa
para un año, cama para dormir y demás
necesidades primordiales (Erajín 24).
Un jómer de cebada
Un jómer o kor equivale a 10 efá; la efá tiene aproximadamente la
capacidad de 36 litros.
Desde la consagración hasta el rescate
Los versículos 28 y 29 tratan de la consagración denominada en
hebreo jérem, cuyo término tiene varios
significados según el lugar y el tema
donde se emplee. Por ejemplo: en
Levítico 27, 21 y 28 y Números 18, 14,
esta palabra quiere decir una cosa que
fue consagrada al Eterno; en
Deuteronomio 7, 26, jérem significa
abominación; en el capítulo 13, 18 del
mismo libro, significa cosa prohibida;
en Josué 6, 17 y en Malaquías 3, 24,
significa exterminio; en Jueces 5, 16,
significa anatema; en Esdrás 10, 8,
significa excomunión o confiscación, y
en Ezequiel 44, 29, quiere decir
sacrificio.
Cualquier consagración
En todos los tiempos, tanto en la
alegría como en el sufrimiento, el
hombre sintió la necesidad de extender
su corazón hacia Dios y extender su
felicidad o infelicidad por medio de
votos, promesas y consagraciones. Por
otra parte, algunos de nuestros sabios
aconsejan la moderación respecto a los
nedarim (votos); otros, conociendo
la flaqueza e inconstancia del corazón
humano, casi los prohíben. "Es mejor
-dice Rabí Meir- no hacer una promesa
que hacerla y no cumplirla". Rabí Samuel
añade: "Aun después de cumplir una
promesa la persona no actuó bien, pues
en caso de quebrarla aunque sea por
fuerza mayor, blasfemaría contra el
Eterno. Sólo aquél que posee los
atributos superiores de un Abraham, de
un José o de un Job puede hacer votos".
Maimónides (Ilijot Erajín, vajaramín,
final de capítulo 8) escribe a este
propósito: "Las promesas sagradas de
hekdesh, jérem y jérem, son mandamientos
de la 'Torá con vistas a acostumbrar al
hombre a hacer donativos, a fin de
cumplir con lo que fue recomendado:
honra al Eterno con tus bienes"
(Proverbios 3, 9); pero no se considera
pecado no hacer votos, según fue
escrito: "Pero si te abstienes de hacer
un voto, no habrá pecado en ti"
(Deuteronomio 23, 23). En cualquier
caso, la persona no (deberá donar todos
sus bienes, ya que necesitaría tal vez
que otros la mantuviesen y la gente
podría no tener piedad de ella. la
cantidad máxima estipulada en el Talmud
para hacer donativos, es el 20% de sus
haberes.
El capítulo 27 que
trata de los votos referentes a
personas, estipulando sus respectivos
valores, enseña que Dios no desea
sacrificios humanos. Los paganos de la
antigüedad, ignorando el respeto a la
vida, llegaban a donar seres humanos y a
ofrecerlos en sacrificio a sus
divinidades. Es por esto por lo que la
Torah ordenó: "Cuando alguno hiciere un
voto al Eterno, si fuere de persona,
será para el Eterno según su avalúo; tu
avalúo para el hombre de edad de veinte
años hasta la edad de sesenta años, será
de cincuenta siclos de plata", etc.
(Levítico 27, 2 al 3). Esto quiere
decir: Si llegareis a hacer una promesa
para ofrendar una persona a Dios, lo
haréis por su valor en plata y no con
almas, según lo hizo
Yiftaj haguiladi, Jefté el
galaadita). Jefté hizo voto al Eterno,
diciendo: Si entregares a los amonitas
en mis manos, cualquiera que me saliere
a recibir de las puertas de mi casa
cuando volviere, será del Eterno y lo
ofreceré en holocausto. Peleó pues Jefté
con los hijos de Amón y el Eterno los
entregó en su mano. Y volviendo Jefté a
su casa, su hija única le salió a
recibir con adufes y danzas. Y él rasgó
sus vestidos diciendo: ¡Ay, hija mía! He
hecho promesa al Eterno y no podré
retractarme. Ella respondió: Padre mío,
haz de mi como prometiste, pues el
Eterno ha hecho venganza en tus
enemigos. Déjame por dos meses, que vaya
por los montes y llore mi virginidad con
mis compañeras. Pasados los dos meses
volvió a su padre, e hizo de ella
conforme al voto que había hecho. De
aquí fue la costumbre en Israel que iban
las doncellas a endechar a la hija de
Jefté el galaadita cuatro días al año.
Los doctores de la Ley condenaron
severamente la actitud de Jefté por no
haber invalidado su promesa por medio de
Pinejás, el sumo sacerdote, pues éste le
podía absolver de su voto criminoso de
acuerdo con el ritual de la anulación de
votos. Pero había una rivalidad entre
ellos que les impedía aproximarse.
Pinejás decía: Yo, el sumo sacerdote,
¿debo ir a la casa de ese ignorante? Y
Jefté respondía: Yo, el jefe del pueblo,
¿debo humillarme ante uno de mis
súbditos? Según los comentaristas, ambos
fueron castigados por esto. Jefté tuvo
una horrible muerte y de Pinejás se
aparto el espíritu divino.
Toda consagración será considera muy santa
El jérem del versículo 28 significa lo que llama el Talmud (Erajín
29) jaramé cohanim o jaramé gavoa. En
estos casos, todo lo que se consagraba a
los sacerdotes o al Eterno no podía ser
cambiado. Pero con el jérem del
versículo 29 la Torá nos quiere decir
que no está permitido pagar el rescate
de una persona condenada a ser ejecutada
(ver Tosafot Erajín 84).
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