Aliyot Vayikrá Behar Bejucotai
Lectura Mediante Robot
y
Por Eliyahu BaYona Ben Yosef, Director
Shalom Haverim Org. New
York
Aliyot es el plural hebreo de Aliá o
Aliyá que significa "subir". Cada vez
que una persona - Olé- sube a la Bimá
debe recitar la Brajá -Bendición- antes de
comenzar el Baal Koréh -בעל קורא - la Lectura y al cerrar la misma. Esto se hace cada
vez que el Baal Koréh lee la Porción
-Parashá- correspondiente.
El Maftir es la última persona que se
llama a la Bimá y es invitada a leer la
porción de la Haftará -Lectura de los
Profetas-
Esta es la Brajá de la Lectura de la Toráh:
Barejú et Adonai hamevoraj. |
Baruj Adonai hamevoraj le'olam
va'ed. |
Baruj atáh Adonai Eloheynu melej
ha'olam, asher bajar banu
mikol-ha'amim, venatán lanu
et-torató. |
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JAZAK, JAZAK, VENITJAZEK |
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LECTURA DE LA HAFTARÁ -
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Baruj atáh Adonai jabóker
batoráh uveMoshé avdó
uveYisra'el amó uvinvi'ey
ja'emet vatsédek. |
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Ne'eman, atah ju
Adonai Eloheynu, vene'emanim
devareyja, vedavar ejad
midvareyja ajor lo-yashuv
reykam, ki El melej ne'eman
verajaman atah. |
Baruj atáh Adonai,
ha'El jane'eman
bekol-devarav. -Amen |
Rajem al-Tsiyon, ki ji beyt
jayeynu, vel'aluvat nefesh
toshia bimjeraj veyameynu. |
Baruj atáh Adonai, mesame'aj
Tsiyon bevaneyj. |
Samejenu, Adonai Eloheynu,
be'Eliyahu janavi avdeja,
uvmaljut beyt David meshijeja.
Bimjeraj yavo veyagel libenu, |
al kis'o lo yeshev zar, velo
yinjalu od ajerim et kevodo, ki
veshem kodsheja nishbata lo,
shelo yicbej nero le'olam va'ed. |
Baruj atáh Adonai, magén David. |
EN ESPAÑOL
¡Bendecid al Eterno,
el Bendito! |
Bendito es el Eterno,
el Bendito para siempre. |
Bendito seas Tu, oh
Eterno nuestro Dios, Rey del
universo que nos elegiste entre
todos los pueblos y nos diste Tu
Toráh, Bendito seas, oh Eterno,
que nos concediste la Toráh. |
Bendito seas, oh
Eterno, que nos concediste la
Toráh. AMEN |
|
Habla a los hijos de
Israel y diles: Cuando entréis
en la tierra que voy a daros,
guardará la tierra descanso,
descanso en nombre del Eterno. |
Seis años sembrarás
tu campo, y seis años podarás tu
viña y recogerás su producto; |
y en el año séptimo, sábado de descanso será para la tierra;
sábado en nombre del Eterno; tu
campo no sembrarás, y tu viña no
podarás. |
Lo crecido por sí
mismo después de la siega no
segarás, y las uvas separadas
para ti de tu viña no
vendimiarás; año de descanso
será para la tierra |
Y será el fruto que
crece por sí mismo del descanse
de la tierra, libre para comer
para vosotros: para ti, para tu
siervo, para tu sierva, para tu
jornalero y para el huésped:
todos los que habiten contigo; |
y también para tus
bestias y para los animales
salvajes que hubiere en tu
tierra, será todo su producto
para comer. |
Y contarás para ti
siete semanas de años, siete
veces siete años; de modo que el
espacio de las siete semanas de
años ha de ser cuarenta y nueve
años. |
Y harás resonar la
voz del shofar a los diez días
del séptimo mes: en el día de
las expiaciones haréis sonar el
shofar en toda vuestra tierra. |
Y santificaréis el
año quincuagésimo, y
proclamaréis libertad (para los
siervos) en toda la tierra, para
todos sus moradores; año de
jubileo será para vosotros, y
cada uno de vosotros tornará a sus posesiones, y cada uno a su parentela volverá. |
Jubileo es él;
solamente el año quincuagésimo
será jubileo para vosotros; no
sembraréis ni segaréis lo que de
suyo naciere (en la tierra), ni
vendimiaréis las uvas de la viña
separadas para vosotros, |
porque es el jubileo.
Santo os será; comeréis el
producto que sale por sí mismo
del campo. |
En este año de
jubileo volverá cada cual a su
posesión. |
Y cuando hiciereis
una venta a vuestro prójimo, o
comprareis de mano de vuestro
prójimo, no engañéis cada cual a
su compañero. |
|
Siendo muchos los
años, aumentarás el precio de tu
compra, y siendo pocos los años,
disminuirás el precio de tu
compra; porque según el numero
de las cosechas de los años, te
venderá. |
Y no engañaréis cada
uno a su prójimo, y temerás a tu
Dios; porque Yo soy el Eterno,
vuestro Dios. |
Y cumpliréis mis
estatutos y guardaréis mis
juicios para cumplirlos; así
habitaréis seguros en la tierra. |
|
Y si dijereis: ¿Qué
comeremos en el séptimo año, en
vista de que no hemos de
sembrar, ni hemos de recoger
(para casa) lo que la tierra
produzca para nosotros? |
Yo enviaré mi
bendición para vosotros en el
sexto año, de modo que la tierra
produzca fruto suficiente para
los tres años; |
y sembraréis en el
octavo año, y seguiréis comiendo
los frutos añejos hasta el
noveno año, es decir, hasta que
salga el producto del octavo
seguiréis comiendo de lo añejo. |
y la tierra no podrá
venderse en perpetuidad, porque
mía es la tierra; pues peregnnos
y moradores de la tierra sois
vosotros para conmigo. |
Y en toda la tierra
de.vuestra posesión, derecho de
rescate concederéis a la tierra. |
|
Y si el hombre no
tuviere rescatador, pero por su
propia mano alcanzase medios, y
hallase lo suficiente con que
rescatarla, |
contará entonces los
años desde que hizo la venta
hasta el jubileo, descontando
los años que la tuvo el
comprador, y restituirá al
hombre a quien vendió, el precio
de los años que queden hasta el
jubileo; así volverá él a su
posesión. |
Pero si no alcanzase
por su propia mano los medios
suficientes para restituirle,
saldrá del poder de éste en el
año del jubileo, y aquél volverá
a su posesión. |
|
Y si no fuese
redimida dentro del espacio de
un año entero, la casa que
estuviere en ciudad murada
quedará establecida para siempre
como propiedad del que la
compró, por todas sus
generaciones; no saldrá de su
poder en el jubileo. |
Pero las casas de las
aldeas que no tienen muros a su
alrededor, serán consideradas
como los campos de la tierra:
redención habrá para ellas, y en
el jubileo saldrán del poder del
comprador. |
Y en cuanto a las
ciudades de los levitas, las
casas de las ciudades de su
posesión tendrán derecho
perpetuo de rescate. |
Y el que comprare
(aunque fuere levita) de los
levitas, la casa o la ciudad
vendida saldrá del poder del
comprador en el jubileo; porque
las casas de las ciudades de los
levitas son su posesión entre
los hijos de Israel. |
Y los campos
vecinales de las ciudades de
ellos no podrán ser vendidos,
porque son posesión perpetua
para ellos. |
Y cuando empobreciere
tu hermano y apoyare su mano en
ti, tú detendrás su caída aunque fuere peregrino o extranjero morador de la tierra, para que
pueda vivir junto a ti. |
No tomarás de él
lucro ni usura y temerás a tu
Dios, para que pueda vivir tu
hermano junto a ti. |
Tu dinero no le darás
con lucro, y con usura no le
darás tu alimento; |
Yo soy el Eterno,
vuestro Dios, que os saqué de la
tierra de Egipto para daros la
tierra de Canaán, a fin de ser
vuestro Dios |
|
estará contigo como
jornalero y extranjero morador
de la tierra; hasta el año del
jubileo te servirá. |
Entonces saldrá de tu
poder, él y sus hijos con él, y
volverá a su parentela y volverá
a la posesión de sus padres. |
Porque ellos son mis
siervos, los cuales Yo saqué de
la tierra de Egipto; no podrán
ser vendidos como esclavos. |
No dominarás sobre él con rigor, y temerás a tu Dios. |
Y en cuanto al siervo
y a la sierva que hayas de tener
(en perpetuidad), serán de las
naciones que están en torno
vuestro; de ellos podréis
adquirir siervos y siervas. |
Y también de los
hijos de los extranjeros que
moran junto a vosotros, de éstos
podréis comprarlos, y de sus
familias que estén entre
vosotros, y de los que nacieron
de ellos en vuestra tierra. Ellos servirán
para vosotros de posesión, |
y a ellos podréis
dejar por herencia para vuestros
hijos después de vosotros, como
posesión hereditaria;
perpetuamente os haréis servir
de ellos. Pero entre vuestros
hermanos, los hijos de Israel,
no os dominaréis el uno al otro
con rigor. |
|
después de vendido le
quedará el derecho de redención;
uno de sus hermanos deberá
redimirlo: |
o su tío o el hijo de
su tío debe redimirle, o algún
pariente cercano suyo de su
familia le redimirá; o si por su
propia mano hubiere adquirido
medios redímase a sí mismo. |
Y hará el cálculo con
aquél que le compro, desde que
se vendió a el hasta el año del
jubileo; y será el precio de su
cuenta conforme al número de
estos años; como los días de un
jornalero se calculará para él. |
Si aún le quedasen
muchos años, en proporción de
ellos devolverá su rescate,
conforme al precio por el cual
fue comprado. |
Y si poco le quedase
de los años hasta el año del
jubileo, así se le hará el
cálculo: en proporción a los
años que le quedaren hasta el
jubileo, restituirá el precio de
su rescate. |
Como quien está
alquilado de año en año, así
estará con él; no le dominará
con rigor delante de tus ojos. |
Y si por estos medios
no fuere redimido, entonces
saldrá libre en el año del
jubileo, el y sus hijos con él. |
|
No hagáis para
vosotros ídolos ni esculturas,
ni monumentos de idolatría
erráis para vosotros, ni piso
idolátrico de piedras pondréis
en vuestra tierra para postraros
sobre él; porque Yo soy el
Eterno, vuestro Dios. |
Mis sábados
guardaréis, y mi santuario
reverenciaréis; Yo soy el
Eterno. |
|
Bendito seas Tu oh
Eterno nuestro Dios, Rey del
Universo que nos diste (Tu
Torah), la Toráh de la Verdad, e
implantaste en nosotros la Vida
Eterna. |
Bendito seas, oh
Eterno, que nos concediste la
Toráh. (TODOS DICEN AMEN) |
LECTURA DE LA HAFTARÁ
Bendito seas Tú,
Eterno Dios nuestro y Rey del
Universo, que escogiste buenos
profetas y te complaciste en sus
palabras, que fueron enunciadas
con verdad. |
Bendito seas Tú,
Eterno, que escogiste la Torah,
a Moisés Tu siervo, a Tu pueblo
Israel y a profetas de la verdad
y y de la rectitud. |
|
Y dijo Jeremías: La
palabra del Eterno vino a mi,
diciendo: |
He aquí que Janamel,
hijo de tu tío Shal-lum, vendrá
a ti diciendo: "Compra para ti
mi campo que esta en Anatot,
porque a ti corresponde el
derecho de rescate para que lo
compres". |
Y vino a mi Janamel,
hijo de mi tío, conforme a la
palabra del Eterno, al patio de
la cárcel, y me dijo: Te ruego
compres mi campo que esta en
Anatot, que esta en la tierra de
Benjamin, porque tuyo es el
derecho de posesión y a ti
pertenece el rescate; cómpralo
para ti. Entonces entendí que esta era cosa del
Eterno. |
Y compre de Janamel,
hijo de mi tío, el campo que
estaba en Anatot, y le pese la
plata, diecisiete siclos de
plata (siete manim y diez
selaim). |
E hice que se
escribiera el acta, y la hice
sellar, y la hice certificar con
testigos, y pese la plata en una
balanza. |
Luego tome el acta de
compra sellada y' hecha conforme
a la ley y los estatutos, así
como la carta abierta (de que el
campo estaba libre y
desembarazado), |
y di el acta de la
compra a Baruj, hijo de Neriya,
hijo de Majseya, en presencia de
Janamel (hijo de) mi tío, y en
presencia de los testigos que
habían suscrito el contrato de
compra; en presencia de todos
los judíos que se encontraban en
el patio de la cárcel. |
Y encargue a Baruj en
presencia de ellos, diciendo: |
Así dice el Eterno de
las huestes, Dios de Israel:
Toma estas actas, este acta de
compra, tanto la sellada como la
carta abierta, y las pondrás en
una vasija de barro para que se
conserven por muchos días. |
Porque así dice el
Eterno de los ejércitos, Dios de
Israel: Todavía se han de
comprar casas y campos y viñas
en esta tierra. |
Entonces oré al
Eterno, después de entregar el
acta de compra a Baruj, hijo de
Neriya, diciendo : |
¡Oh Eterno Dios! He
aquí que Tu hiciste los cielos y
la tierra con tu gran poder y
con tu brazo extendido ; no hay
nada que este oculto para Ti; |
Tu que usas de
misericordia para con millares
de generaciones (de los que te
aman), y tornas la iniquidad de
los padres al seno de sus hijos
después de ellos (cuando siguen
el mal camino de sus padres); el
Dios grande, poderoso, cuyo
nombre es el Eterno de las
huestes, |
grande en consejo y
poderoso en obras, cuyos ojos
están abiertos sobre todos los
caminos de los hijos del hombre,
para dar a cada cual según su
proceder, según el fruto de sus
obras; |
Tu que obraste
señales y maravillas en la
tierra de Egipto, recordadas
hasta el día de hoy tanto en
Israel como entre los otros
hombres, y fe has hecho un
nombre loado como el que tienes
en este día; |
que sacaste a tu
pueblo Israel de la tierra de
Egipto con señales y maravillas,
y con mano fuerte y con brazo
extendido y con gran espanto, |
y les has dado esta
tierra que juraste a sus padres
que se la darías, tierra que
mana leche y miel; |
y ellos, cuando
entraron y la poseyeron, no han
escuchado tu voz ni han andado
en tu Ley; nada han hecho de
cuanto les ordenaste que
hiciesen, por lo cual hiciste
que les sucediese todo este mal. |
He aquí que los
enemigos que se encuentran en
las trincheras altas, ya
alcanzan la ciudad para tomarla,
y la ciudad esta ya entregada en
mano de los caldeos que pelean
contra ella, a causa de la
espada y del hambre y de la
peste; y lo que has hablado
aconteció, y he aquí que Tu lo
ves; |
con todo, Tu, Eterno
Dios, me has dicho: Cómprate el
campo por plata y hazlo con
testigos, aunque la ciudad ya
esta entregada en mano de los
caldeos. |
Entonces vino la
palabra del Eterno a Jeremías,
diciendo: |
He aquí que Yo, el
Eterno, soy el Dios de toda
criatura. ¿Habrá acaso cosa
alguna oculta para Mi? |
|
Bendito seas Tú,
Eterno, Dios nuestro y Rey del
Universo, fuerte de todos los
mundos, justo en todas las
generaciones; Dios fiel, que
dice y obra, que promete y
cumple, cuyas palabras son
verdad y justicia. |
Fiel eres Tú, Eterno,
Dios nuestro, y tus promesas son
merecedoras de fe; ninguna de
Tus palabras dejará de
cumplirse, porque Tú eres Dios y
Rey fiel (y piadoso). |
Bendito seas Tú,
Eterno, Dios fiel en todas tus
palabras. -Amen |
Ten piedad de Sión,
pues es el hogar de nuestra
vida, y salva a esa ciudad
afligida de espíritu, pronto y
en nuestros días. |
Bendito seas Tú,
Eterno, que alegras a Sión en
sus hijos. |
Alégranos, oh Eterno,
Dios nuestro, con la llegada de
Elías, tu profeta y servidor, y
con el reinado de David tu
ungido. Llegue pronto su
advenimiento y haga regocijar
nuestros corazones. |
No permitas que
extraños se sienten en su trono,
ni que otros hereden de su
gloria, pues por tu santo nombre
le juraste que su luz jamás se
extinguirá. |
Bendito seas Tú,
Eterno, Escudo de David. |
NOTAS EXPLICATORIAS:
Resumen de la Parashá
La Torá ordena el
cese de la agricultura en la Tierra de
Israel cada siete años. Este "Shabat" de
la tierra se denomina Shemitá. (El año
5754 fue un año de Shemitá en Israel).
Después del séptimo año de Shemitá, en
el año número cincuenta, se anuncia que
es año de Jubileo (Yovel), con el sonido
del shofar en Yom Kipur. Y este año
también es un año en el que la tierra
permanece inactiva. Hashem promete
darles a los judíos una cosecha
abundante antes de los años de Shemitá y
Yovel, para proveerle sustento al pueblo
judío. En el año de Yovel, toda la
tierra retorna a la división original
que poseía en tiempos de Yehoshua, y se
liberan todos los sirvientes judíos
contratados, aunque no hayan completado
seis años de servicio. Al sirviente
judío contratado no se le puede encargar
ninguna labor degradante, innecesaria o
extremadamente difícil, y no se lo puede
vender en el mercado. El precio de su
labor debe calcularse de acuerdo con la
cantidad de tiempo que reste hasta que
quede libre automáticamente. El precio
de la tierra se calcula de un modo
parecido. En caso de que alguien venda
su tierra ancestral, tiene derecho a
redimirla después de dos años. Si se
vende una casa en una ciudad amurallada,
el derecho de redención se extiende
únicamente al primer año luego de la
venta. Las ciudades de los levitas les
pertenecen en forma permanente. Se le
prohíbe al pueblo judío aprovecharse los
unos de los otros prestando o pidiendo
prestado dinero a interés. Los miembros
de la familia deben redimir a cualquier
familiar que haya sido vendido como
sirviente contratado, a causa de haber
empobrecido.
La Torá promete
prosperidad para los israelitas siempre
y cuando éstos cumplan con los preceptos
de Hashem. Pero si no se comportan a la
altura de su rango de Pueblo Elegido,
sufrirán castigos terribles. La Torá
detalla el duro proceso histórico que
recaerá sobre ellos en caso de que se
les quite la protección divina. Estos
castigos, cuyo propósito es hacer que
Israel se arrepienta, se producirán en
siete etapas, cada una más difícil que
la anterior. El Séfer Vaikrá, Levítico,
concluye con una descripción detallada
de Erajín, el proceso a través del cual
el individuo puede hacer un voto para
darle al Beit ha Mikdash el valor
monetario equivalente a una persona, un
animal o una propiedad.
Bejucotai
La Torá promete
prosperidad para los israelitas siempre
y cuando éstos cumplan con los preceptos
de Hashem. Pero si no se comportan a la
altura de su rango de Pueblo Elegido,
sufrirán castigos terribles. La Torá
detalla el duro proceso histórico que
recaerá sobre ellos en caso de que se
les quite la protección divina. Estos
castigos, cuyo propósito es hacer que
Israel se arrepienta, se producirán en
siete etapas, cada una más difícil que
la anterior. El Séfer Vaikrá, Levítico,
concluye con una descripción detallada
de Erajín, el proceso a través del cual
el individuo puede hacer un voto para
darle al Beit ha Mikdash el valor
monetario equivalente a una persona, un
animal o una propiedad.
"... en el Monte
Sinaí..." (25:1)
La mitzvá de la shemitá
le ordena al Pueblo judío que deje de
trabajar sus campos cada séptimo año,
con la promesa de que, milagrosamente,
Hashem les proporcionará todas sus
necesidades.
Sin embargo, el milagro
de la shemitá variaba de acuerdo con su
nivel de bitajón (confianza en Hashem).
Cuando el pueblo judío
tenía un nivel alto de bitajón, la
cantidad de alimentos que se cosechaban
en el sexto año no variaba de un año a
otro; no obstante, alcanzaba para
proveer nutrición durante tres años, en
vez de uno.
Pero cuando el nivel de
confianza en Hashem era bajo, los campos
daban, en términos reales, tres veces la
cantidad que se cosechaba en un año
común.
En el primer caso, se
producía un milagro oculto; en el
segundo, un milagro descubierto. ¿Por
qué el nivel más bajo invocaba un
milagro aparentemente más grande, más
abierto?.
El milagro descubierto
siempre es el "segundo mejor" en el plan
de Hashem. El Hombre es la criatura que
está designada en forma específica para
tener libertad de elección. Los milagros
abiertos son tan compulsivos que limitan
la libertad de elección del Hombre.
No obstante, Hashem
responde hasta al nivel más bajo de
confianza en El y proporciona la
pirotecnia de un milagro abierto, si eso
es lo que hace falta para hacer que el
pueblo se sienta seguro.
Una vez, Rabí Jaim de
Volozhin le preguntó al Gaón de Vilna
qué es lo que quiere decir el Talmud
cuando dice que uno de los atributos de
Hashem es "estar satisfecho con Su
parte". El Gaón de Vilna le respondió
que la parte de Hashem es el pueblo
judío. El querría que estuviésemos en un
nivel más elevado, pero no obstante está
satisfecho con nosotros, cualquiera sea
el nivel en que nos encontremos.
"Y Hashem le habló a
Moshé en el Monte Sinaí, diciendo..."
(25:1)
Hashem le dijo a Moshé
todas las mitzvot en el Monte Sinaí.
Entonces ¿por qué la Torá registra en
forma específica que la mitzvá de
shemitá le fue transmitida a Moshé "en
el Monte Sinaí"? ¿Acaso todas las otras
mitzvot no le fueron también
transmitidas a Moshé en el Monte Sinaí?
Uno de los efectos de
la mitzvá de shemitá es implantar en el
corazón de pueblo judío la idea de que
Hashem, a pesar de toda Su
Trascendencia, igualmente supervisa
hasta el más mínimo detalle de este
mundo.
La shemitá nos enseña
que Hashem nos proporciona todo lo que
necesitamos a pesar de al parecer no
somos más que un punto minúsculo en el
espacio intergaláctico. En Sus ojos,
todos esos billones de años luz no son
más que un parpadear de ojos.
No está "por debajo de
Su dignidad", por decirlo de alguna
manera, el interesarse por este plano
físico nuestro. Pues "en el lugar de la
grandeza de Hashem, allí está Su
humildad".
Hashem eligió, como el
sitial para Su revelación, no al Monte
Everest, la montaña más alta del mundo,
sino al humilde, bajo Sinaí. Fue en el
Sinaí que El quiso revelarnos Su Torá.
Pues a pesar de toda la inefable
Majestad y Trascendencia de Hashem, la
humildad de espíritu Le son muy
preciadas.
Y precisamente ahí está
la conexión entre la shemitá y el Sinaí:
así como la shemitá pone de manifiesto
que Hashem se ocupa hasta de este mundo
tan bajo, así también El nos reveló la
Presencia Divina en el Sinaí, la más
baja de las montañas.
"Pero a pesar de todo
esto, cuando estén en tierra de sus
enemigos, no los desecharé por completo
ni los rechazaré para eliminarlos, para
anular Mi pacto con ellos, pues Yo soy
Hashem, Su Dios" (26:44)
"El que cree que Berlín
es Jerusalén... llegará un viento
tormentoso y violento que lo arrancará
de su fuente". Estas palabras, escritas
por Rabí Meir Simja, el Or Sameaj, son
una predicción no común de la tormenta
que habría de desatarse sobre Europa
varios años más tarde. A partir del
momento del pacto irreversible de Hashem
y Abraham Avinu, la supervivencia del
pueblo judío se transformó en algo
imperativo, tan natural como la salida
del sol por el horizonte o las mareas
altas y bajas. El único propósito del
antisemitismo es evitar que el pueblo
judío desaparezca en el "crisol de
razas" del mundo secular, "anulando" así
el pacto irreversible con Abraham Avinu.
La asimilación es como una reacción
nuclear en cadena: cuando se alcanza una
masa crítica determinada, se produce la
bomba atómica del antisemitismo. Y no ha
habido ninguna nación que haya
simbolizado la cúspide de la cultura y
del refinamiento más que la Alemania de
antes de la guerra; la misma Alemania
que, en pocos años, habría de
transformarse en una bestia salvaje.
Cuando el pueblo judío olvida su misión
de ser una nación santa, que debe
mantenerse separada de las demás
naciones, el mundo gentil les recuerda
su misión en la tierra, y el grado de
ferocidad del "recordatorio" depende de
la determinación que tenga el judío de
asimilarse y desaparecer.
"Y Yo les daré lluvia a
su tiempo..." (26:4)
Una vez había un
sastre. Era ampliamente conocido como un
artista que podía tomar un simple hilo y
transformarlo en una vestimenta apta
para un rey. Un día un comerciante
adinerado vino a él con un trabajo
especial. Mientras viajaba por el
oriente pago una impresionante suma por
un corte de seda del Catay, la más fina
en el mundo. Los ojos del sastre se
encendieron pues nunca había visto una
tela tan hermosa. Tomo las medidas del
comerciante y un precio fue fijado por
el trabajo.
Al día siguiente el
sastre empezó su trabajo con entusiasmo.
Trabajo con cuidado especial, tratando
de no desperdiciar el más mínimo hilo.
Una semana entera de trabajo extenuante
le siguió. Eran cerca de las dos de la
mañana cuando el sastre cosió el último
botón sobre el vestido. Corto el hilo
con sus dientes y se echo atrás para
admirar su obra. He aquí un vestido como
el que jamás se había visto.
Con un bostezo se
dirigía a dormir, a tirar su cansado
cuerpo sobre la cama. El comerciante
vendría a primera hora de la mañana a
recoger su traje. El sastre salió del
cuarto y cerró la puerta, pero no
resistió la tentación de entrar
nuevamente y admirarlo una última vez. Y
ahí estaba, en toda su gloria, bañado en
rayos de luna.
Cerró la puerta
suavemente. Silencio. Entonces se
escucho un ligero chirrido. Dos pequeños
ojos negros brillan desde dentro de una
grieta en la pared. Una larga nariz
peluda husmeaba de lado a lado, y de
pronto un pequeño ratón se abre paso
hasta el centro del cuarto. Detrás del
aparece otro ratón, y otro ratón y otro.
Una enorme banda de ratones se apodero
del cuarto con un solo propósito: el
vestido.
Todo acabo en menos de
diez minutos. Lo único que quedo fueron
retazos de tela con mordiscos que
contaban lo sucedido.
Cuando el sastre bajo a
la mañana siguiente y vio lo que paso se
afligió mas allá de lo que se puede
describir. Se paro en medio de su taller
con lagrimas llenándole los ojos, y
suspiro profundamente con resignación.
Al levantar la mirada
vio al comerciante frente a el, radiante
por la expectativa y sin tener la mas
mínima idea de lo que le paso a su
invaluable vestido de seda del Catay.
Con un tono de voz
medido el sastre le conto al comerciante
de cuanto trabajo en la confección de su
vestido; de cómo era una confección
incomparable en todos sus años de
sastre; de las largas horas de trabajo
amoroso que le dedico; y finalmente de
lo que paso la noche anterior una vez
que dejo el taller.
"Pero" continuo el
sastre "yo quisiera que usted me page lo
que originalmente habíamos acordado,
porque, aunque usted no tiene su traje,
yo puse alma y corazón en
confeccionarlo." La cara del comerciante
se puso verde. "Suficiente le debería
ser que no lo demande por mi seda del
Catay!" Y con esto salió furiosamente de
la casa.
No hay trabajo en el
mundo que pague por el esfuerzo nada
más. Aun cuando uno pone cuerpo y alma
en el trabajo. Si no produces nada eso
es lo que te pagan: nada.
Con una excepción. El
estudio de Tora. Si uno pone
verdaderamente todo su esfuerzo y empeño
en el estudio de Tora, recibe
recompensa, aun cuando acaba sin
entender nada. Aun cuando solo acaba
teniendo en sus manos retazos de tela
mientras otros han hecho trajes enteros.
Jafetz Jaim
Yirmiyahu 32:6-27
La historia del pueblo
de Israel no finaliza con la conquista y
el exilio. Estas son meras digresiones.
Por más alejados que parezcamos del
escenario central de la historia, Hashem
nos ha prometido que sobreviviremos y
triunfaremos.
Este tema aparece
ilustrado en la Haftará de esta semana:
la parashá habla de la venta y la
redención de la tierra. Del mismo modo,
en la Haftará, Hashem le ordena al
profeta Yirmiyahu, inclusive cuando éste
se encuentra en la cárcel, que redima
una propiedad familiar.
Yirmiyahu sabía que
todo Eretz Israel estaba a punto de caer
presa de los babilonios. ¿Qué necesidad
había de redimir una propiedad que
estaba a punto de ser capturada?
Hashem le dijo a
Yirmiyahu que por más grande que fuera
la tragedia, por más largo que fuera el
exilio, Hashem finalmente redimiría a Su
pueblo. La redención de esta propiedad
no era algo meramente simbólico, pues
con el tiempo el pueblo judío retornaría
a su tierra para habitar en ella en paz.
Inclusive cuando nos enfrentamos a la
catástrofe, debemos conducirnos sin
olvidar que Hashem está dirigiendo el
mundo y llevando a cabo todos los
preparativos correspondientes.
"Grande en consejo y
poderoso en acto, Cuyos ojos son
conocedores de todo el camino de la
humanidad, para darle a cada hombre de
acuerdo con su camino y el fruto de sus
actos". (32:19)
Cuando una persona es
juzgada y se dictamina que merece la
pena de muerte en el tribunal Celestial,
Hashem pone en la balanza la tremenda
pena que habrán de sufrir sus inocentes
padres, mujer e hijos, en caso de que la
sentencia llegue a ejecutarse.
Por eso, Hashem no
castiga a nadie hasta que también haga
el cálculo de si esto habrá de causar un
castigo no merecido a uno de sus
familiares. Eso es lo que significa el
versículo: "Grande en consejo y poderoso
en acto". Unicamente Hashem es capaz de
calcular el grado preciso de la deuda de
cada persona, para que solamente tenga
que responder "de acuerdo con su camino
y el fruto de sus actos".
Fuentes: Rabí Zev Leff, Outlooks
and Insights
Kometz ha Minjá en
Maianá shel Torá
Shem Mi Shmuel
Rabí Mahar''a Itzjaki
NOTAS EXPLICATORIAS:
|
y en el año séptimo, sábado de descanso será para la tierra;
sábado en nombre del Eterno; tu
campo no sembrarás, y tu viña no
podarás. |
Shabat de descanso
Todo séptimo año, calculando desde el
año de la creación del mundo, (por
ejemplo el año 5733) es un año sabático,
llamado en hebreo Shemitá, durante el
cual la tierra debía estar en reposo.
Los productos que crecían
espontáneamente en el campo, eran
socializados y pertenecían a todo el
mundo: al siervo, al empleado, al
extranjero y aun al ganado y a los
animales salvajes del campo. La palabra
Shemitá expresa la idea de dejar y
soltar. En el año de la Shemitá el
acreedor tenía que renunciar a cobrar lo
que le debían (ver Deuteronomio 15, 2). Por otra parte, todos estaban obligados por la
religión a prestar al necesitado dinero
o alimentos sin exigir intereses (Levítico 25, 37), y así se mantenía el equilibrio de la fortuna: los
ricos cubriendo el déficit de los
pobres.
|
Y santificaréis el
año quincuagésimo, y
proclamaréis libertad (para los
siervos) en toda la tierra, para
todos sus moradores; año de
jubileo será para vosotros, y
cada uno de vosotros tornará a sus posesiones, y cada uno a su parentela volverá. |
Tornará a sus posesiones
Después de que los hijos de Israel
conquistaron la Transjordania y la
Tierra Prometida, el territorio fue
repartido entre el pueblo. La división
tuvo lugar primeramente en proporción al
número de personas de las tribus, y
después entre las familias por medio de
los Urim y Tumim (ver comentario en Levítico 8:8). Esta repartición se hizo para no variar jamás; pero al correr de los
años, como es natural, no podía dejar de
haber altas y bajas entre las diversas
familias, por las diferencias de
inteligencia, trabajo, salud, número de
hijos, o por las enfermedades o
calamidades. Pero la Ley de Moisés
remedió las causas del desequilibrio de
fortunas con dos preceptos: el derecho
de rescate de las tierras alienadas y la
ley del jubileo. Si el rescate de las
tierras vendidas no podía ser efectuado
al final de cuarenta y nueve años, la
tierra volvía a su primer propietario
por la ley del jubileo. En las ventas de
los terrenos se tenía en cuenta el
número de años que faltaba para el
próximo jubileo a fin de fijar su
precio. Así, las ventas de la tierra no
eran más que un género de arrendamiento.
|
Y cuando empobreciere
tu hermano y apoyare su mano en
ti, tú detendrás su caídaaunque fuere peregrino o extranjero morador de la tierra, para que
pueda vivir junto a ti. |
Detendrás su caída
Además del precepto de socorrer al pobre, la ley nos ordena asistir
a aquél que esté amenazado de caer en la
pobreza: "Y cuando empobreciere tu
hermano y apoyase su mano en ti, tú
detendrás su caída" (verso. 35). ¿De qué
modo debemos ayudar al que declina
económicamente y está para caer? Con
préstamos sin intereses, pues prestar es
mejor que dar. Rabí Yoná dice en el
Midrash (Yalcut 665): "No fue escrito:
Feliz aquél que da al pobre, sino: feliz
es aquél que se porta inteligente con el
pobre" (Salmo 41, 2). La caridad debe
ser practicada con inteligencia y
delicadeza, usando respeto y
consideración con el humilde y
estudiando la manera de dar a cada cual,
con el fin de no humillarle. Habiendo
tenido Rabí Yoná conocimiento de la
miseria en que se encontraba una persona
notable de la ciudad, fue a visitarla y
le dijo: Tengo una noticia de fuente
segura: que te cayó una herencia de
parte de un pariente que mora lejos. ¿No
desearías que te diera un anticipo sobre
tu futura fortuna?"
|
No dominarás sobre él con rigor, y temerás a tu Dios. |
No dominarás sobre él con rigor
La Torá no prohibió a los israelitas
tener esclavos. Podemos atribuir la
causa al estado social de los pueblos de
la antigüedad, que no permitía una
abolición total e inmediata. Pero la Ley
de Moisés quebró los eslabones de la
esclavitud con sus imposiciones al amo
en favor de los esclavos. El tiempo que
el israelita permanecía como esclavo
tenía un límite de seis años (ver Éxodo.
21, 1-11); además estaba muy protegido
por la ley, y su situación era tan buena
que nuestros sabios dijeron: "Quien
adquiere un esclavo hebreo es como si
comprase un dueño para sí" (Kidushín
20). El esclavo pagano no tenía tiempo
determinado para su esclavitud, pero la
Torá extendía también sobre él su
protección. La Ley decretó la pena
capital contra el amo que ocasionase la
muerte de su esclavo, aunque fuese
pagano. Este recobraba la libertad
cuando su amo le ocasionaba aunque sólo
fuese la pérdida de un diente (Éxodo 21,
20 y 27), y debía ser tratado con la
benevolencia que los divinos preceptos
recomiendan para con los israelitas.
|
Pero si no me oyereis ni cumpliereis todos estos preceptos; |
Si no me oyeres
Esta parashá se llama comúnmente Tojajá (amonestación), pues habla
de los beneficios que nos llegarán por
la sumisión a los preceptos de la Torá,
y de los males que nos alcanzarán por
desobedecerlos. Todo lo que Moisés
predijo, sucedió. Nuestros antepasados
podían vivir felices y tranquilos en sus
tierras, pero abandonaron estas leyes y
en lugar de unirse, se dividieron y en
lugar de adorar al Eterno, el Dios
único, se dejaron arrastrar por la
idolatría y adoraron en diversas
ocasiones la plata y el oro. En vano los
profetas les advirtieron; ellos no
escucharon. Fue entonces cuando
sucedieron las desgracias. El Templo fue destruido y tuvo lugar la dispersión.
|
Yo también haré esto
con vosotros: traeré sobre
vosotros el terror, la tisis y
la fiebre ardiente, que
desesperan y atormentan el alma;
y sembraréis en balde vuestra semilla, porque el fruto se lo comerán vuestros enemigos. |
Sembraréis en balde vuestra semilla
Este versículo quiere decir que la simiente no crecerá, y aún si
creciese, la aprovecharán los enemigos.
|
y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada tras de vosotros, y vuestra
tierra quedará asolada, y
vuestras ciudades quedarán en
ruinas. |
Os esparciré entre las naciones
De la misma manera que Dios cumplió el
castigo anunciado en este pasaje, así
también fue realizada su promesa en la
que dice: "Mas aun estando ellos en la
tierra de sus enemigos, Yo no los
desecharé ni los abominaré para
consumirlos, invalidando mi alianza con
ellos; porque Yo, el Eterno, soy su
Dios" (verso 44). Dios fue fiel a su
promesa, y en nuestros días ocurrió el
gran milagro. El sol de la libertad
brilló para nosotros. Ahora, más que
nunca, deberán escucharse estas palabras
del comienzo de la parashá: "Si
anduviereis en mis estatutos y
guardareis mis preceptos y los
cumpliereis. Yo os daré vuestras lluvias
a su tiempo para que la tierra dé su
producto, y el árbol del campo rendirá
su fruto...Y comeréis vuestro pan hasta
la saciedad, y habitaréis seguros en
vuestra tierra. Y yo estableceré la paz
en el país, y os acostareis sin que
nadie (os) amedrente... y la espada no
pasará por vuestra tierra (versos 3-6)."
|
Habla a los hijos de
Israel y diles: Cuando alguno hiciere un voto especial al Eterno, prometiendo consagrarle una
persona según su avalúo, |
Este fragmento hasta
el versículo 8 trata de los votos que
hace la persona, prometiendo pagar el
valor de un ser humano, de un animal o
de una cosa, cuya cuantía era utilizada
para los gastos de conservación del
Templo. El valor de un hombre de edad de
veinte hasta sesenta años, se calculaba
en cincuenta siclos de plata, y el de
una mujer, en treinta siclos, etc. (ver
versos 3-8). Al envejecer, el valor del
hombre disminuye más en proporción que
el de la mujer, pues los antiguos
decían: "Un viejo en la casa es una
bendición, pero una vieja es un tesoro"
(Talmud Erajín 19). Y si fuese pobre
quien hizo el voto, lo pagaba según le
permitiese su situación económica, pero
dejando para sí la alimentación para un
mes, ropa para un año, cama para dormir
y demás necesidades primordiales (Erajín
24).
|
|
Un ómer de cebada
Un jómer o kor equivale a 10 efá ; la efá tiene aproximadamente la
capacidad de 36 litros.
|
Mas si consagrase su
campo tiempo después del
jubileo, el sacerdote calculará
el precio a razón de los años
restantes hasta el próximo
jubileo, y se rebajarán del
avalúo los años que transcurran
desde la consagración hasta el rescate. |
La consagración hasta el rescate
Los versículos 28 y 29 tratan de la consagración denominada en
hebreo jérem, cuyo término tiene varios
significados según el lugar y el tema
donde se emplee. Por ejemplo: en
Levítico 27, 21 y 28 y Números 18, 14,
esta palabra quiere decir una cosa que
fue consagrada al Eterno; en
Deuteronomio 7, 26, jérem significa
abominación; en el capítulo 13, 18 del
mismo libro, significa cosa prohibida;
en Josué 6, 17 y en Malaquías 3, 24,
significa exterminio; en Jueces 5, 16,
significa anatema; en Esdrás 10, 8,
significa excomunión o confiscación, y
en Ezequiel 44, 29, quiere decir
sacrificio.
|
Mas si consagrase su
campo tiempo después del
jubileo, el sacerdote calculará
el precio a razón de los años
restantes hasta el próximo
jubileo, y se rebajarán del
avalúo los años que transcurran
desde la consagración hasta el rescate. |
La consagración hasta el rescate
Los versículos 28 y 29 tratan de la consagración denominada en
hebreo jérem, cuyo término tiene varios
significados según el lugar y el tema
donde se emplee. Por ejemplo: en
Levítico 27, 21 y 28 y Números 18, 14,
esta palabra quiere decir una cosa que
fue consagrada al Eterno; en
Deuteronomio 7, 26, jérem significa
abominación; en el capítulo 13, 18 del
mismo libro, significa cosa prohibida;
en Josué 6, 17 y en Malaquías 3, 24,
significa exterminio; en Esdrás
10, 8, significa excomunión o
confiscación, y en Ezequiel 44, 29,
quiere decir sacrificio.
|
Con todo, cualquier consagración que una persona hiciere al Eterno, de cuanto fuere
suyo propio, ya sea hombre
(siervo o extranjero), ya animal
o campo de su posesión, no podrá
ser vendido ni redimido: toda consagración será considerada sumamente sagrada para el Eterno |
Cualquier consagración
En todos los tiempos, tanto en la alegría
como en el sufrimiento, el hombre sintió
la necesidad de extender su corazón
hacia Dios y extender su felicidad o
infelicidad por medio de votos, promesas
y consagraciones. Por otra parte,
algunos de nuestros sabios aconsejan la
moderación respecto a los nedarim
(votos); otros, conociendo la flaqueza e
inconstancia del corazón humano, casi
los prohíben. "Es mejor -dice Rabí Meir-
no hacer una promesa que hacerla y no
cumplirla". Rabí Samuel añade: "Aun
después de cumplir una promesa la
persona no actuó bien, pues en caso de
quebrarla aunque sea por fuerza mayor,
blasfemaría contra el Eterno. Sólo aquél
que posee los atributos superiores de un
Abraham, de un José o de un Job puede
hacer votos". Maimónides (Ilijot Erajín,
vajaramín, final de capítulo 8) escribe
a este propósito: "Las promesas sagradas
de hekdesh, jérem y jérem, son
mandamientos de la 'Torá con vistas a
acostumbrar al hombre a hacer donativos,
a fin de cumplir con lo que fue
recomendado: honra al Eterno con tus
bienes" (Proverbios 3, 9); pero no se
considera pecado no hacer votos, según
fue escrito: "Pero si te abstienes de
hacer un voto, no habrá pecado en ti"
(Deuteronomio 23, 23). En cualquier
caso, la persona no (deberá donar todos
sus bienes, ya que necesitaría tal vez
que otros la mantuviesen y la gente
podría no tener piedad de ella. la
cantidad máxima estipulada en el Talmud
para hacer donativos, es el 20% de sus
haberes. El capítulo 27 que trata de los
votos referentes a personas, estipulando
sus respectivos valores, enseña que Dios
no desea sacrificios humanos. Los
paganos de la antigüedad, ignorando el
respeto a la vida, llegaban a donar
seres humanos y a ofrecerlos en
sacrificio a sus divinidades. Es por
esto por lo que la Torá ordenó: "Cuando
alguno hiciere un voto al Eterno, si
fuere de persona, será para el Eterno
según su avalúo; tu avalúo para el
hombre de edad de veinte años hasta la
edad de sesenta años, será de cincuenta
siclos de plata", etc. (Levítico 27,
2-3). Esto quiere decir: Si llegareis a
hacer una promesa para ofrendar una
persona a Dios, lo haréis por su valor
en plata y no con almas, según lo hizo
Yiftaj haguiladi Jefté el
galaadita).Jefté hizo voto al Eterno,
diciendo: Si entregares a los amonitas
en mis manos, cualquiera que me saliere
a recibir de las puertas de mi casa
cuando volviere, será del Eterno y lo
ofreceré en holocausto. Peleó pues Jefté
con los hijos de Amón y el Eterno los
entregó en su mano. Y volviendo Jefté a
su casa, su hija única le salió a
recibir con adufes y danzas. Y él rasgó
sus vestidos diciendo: ¡Ay, hija mía! He
hecho promesa al Eterno y no podré
retractarme. Ella respondió: Padre mío,
haz de mi como prometiste, pues el
Eterno ha hecho venganza en tus
enemigos. Déjame por dos meses, que vaya
por los montes y llore mi virginidad con
mis compañeras. Pasados los dos meses
volvió a su padre, e hizo de ella
conforme al voto que había hecho. De
aquí fue la costumbre en Israel que iban
las doncellas a endechar a la hija de
Jefté el galaadita cuatro días al año.
Los doctores de la Ley condenaron
severamente la actitud de Jefté por no
haber invalidado su promesa por medio de
Pinejás, el sumo sacerdote, pues éste le
podía absolver de su voto criminoso de
acuerdo con el ritual de la anulación de
votos. Pero había una rivalidad entre
ellos que les impedía aproximarse.
Pinejás decía: Yo, el sumo sacerdote,
¿debo ir a la casa de ese ignorante? Y
Jefté respondía: Yo, el jefe del pueblo,
¿debo humillarme ante uno de mis
súbditos? Según los comentaristas, ambos
fueron castigados por esto. Jefté tuvo
una horrible muerte y de Pinejás se
aparto el espíritu divino.
Toda consagración será considerada sumamente sagrada
El jérem del versículo 28 significa lo que llama el Talmud (Erajín
29) jaramé cohanim o jaramé gavoa. En
estos casos, todo lo que se consagraba a
los sacerdotes o al Eterno no podía ser
cambiado. Pero con el jérem del
versículo 29 la Torá nos quiere decir
que no está permitido pagar el rescate
de una persona condenada a ser ejecutada
(ver Tosafot Erajín 84).
Extraídos de la Ética
de los Padres, que se suele estudiar en
los Shabats del verano.
"Nunca digas 'Estudiaré
cuando tenga tiempo libre' pues tal vez
ese momento nunca llegue". (Rabí Gamliel
ben Rabí Yehudá Hanasí 2:4)
Esto está dirigido a
todas las personas que están tan pero
tan ocupadas que solamente tienen un
ratito libre, en medio de todas sus
actividades, para estudiar Torá. Que no
digan: "¿Qué puedo aprender en tan poco
tiempo? Cuando tenga una cantidad de
tiempo más grande me voy a dedicar a
estudiar como corresponde". Es posible
que ese momento nunca llegue, y,
mientras tanto, por culpa de su
negligencia perdió para siempre ese
cuarto de hora que tenía a su
disposición, una parte de su vida que,
después de todo, no es más que una
cadena de fragmentos de tiempo como ese
cuarto de hora.
Tiferet Israel
Canciones que cantamos
en la mesa de Shabat
Mah Yedidut
"Cuan Amado..."
Bejen narutz likratej;boi jalá nesujá
Por eso corremos hacia ti; Ven, Oh Novia
Real.
Cuando un hombre corre en una plaza
pública, y se choca con otro que va
caminando, el que corre es responsable
del daño que cause, porque no es la
norma ir corriendo en un lugar público.
Pero si el acto de correr tuvo lugar
apenas antes del comienzo del Shabat, el
que corría es perdonado, porque está
permitido correr para recibir como
corresponde al día santo, igual que se
recibe a un invitado de la realeza.
Rabí Janina solía exclamar antes del
Shabat: "Salgamos hacia la novia real,
el Shabat." Rabí Yanai se vestía con sus
mejores galas y proclamaba: "Ven, oh
novia; ven, oh novia".
Esa es la visión que expresamos al
darnos vuelta en la última estrofa del
"Leja Dodi". Y es ésta escena la que
representamos al entonar: "Por eso
corremos hacia ti; ven, oh novia real".
PROMESAS DE HASHEM
Anoji anoji hu mojeh fesha'eyja lema'ani vejatoteyja lo ezkor. |
Sin embargo, Yo soy
aquél que borra tus
transgresiones por amor a Mí, y
no me acordaré más de tus
pecados. |
Escrito y Recopilado
por: Rabino Yaakov Asher Sinclair de la Organización Ohr
Somayach de Israel y Monsey
Editado por el Moréh Eliyahu BaYona,
Director de Shalom Haverim, Monsey, New York.