Resúmem de la Parashá
El libro de Bamidbar (En el desierto) se inicia con la orden de
Hashem de que Moshé tome un censo de todos los hombres mayores de
veinte años, con edad suficiente para el servicio.
El censo revela una suma de apenas por encima de 600.000 hombres.
Los leviim se cuentan después, por separado, pues su servicio es
especial. Ellos serán los responsables de transportar el Mishkán y
sus accesorios, y de armarlos cuando la nación acampe.
Las tribus de Israel, cada una con su bandera, se disponen alrededor
del Mishkán en cuatro secciones: al este, al sur, al oeste, y al
norte. Como se separa a Levi, la tribu de Yosef se divide en Efraim
y Menashe, para que haya cuatro grupos de tres tribus cada uno.
Cuando la nación viaja, marchan en una formación parecida al modo en
que acampan.
Se establece un intercambio formal entre los primogénitos y los
leviim, por el cual los leviim adoptan el rol que habrían cumplido
los primogénitos en el Mishkán, antes del pecado del becerro de oro.
El intercambio se realiza empleando todos los 22.000 leviim contados,
a partir de un mes de edad en adelante, si bien únicamente los
leviim de edades entre 30 y 50 años habrán de servir en el Mishkán.
El resto de los primogénitos son redimidos con plata, en una forma
parecida a como se los redime hoy en día. Los hijos de Levi se
dividen en tres familias principales: Gershon, Kehat y Merari (además
de los kohanim, la división especial de la familia de Kehat). Los
hijos de Kehat debían transportar la Menorá, la Mesa, el Altar y el
Arca Sagrada. A causa de su suprema santidad, el Arca y el Altar los
cubren solamente Aarón y sus hijos, antes de que los leviim los
preparen para la travesía.
"Y la Tienda de la
Reunión viajaba en el campamento de Levi en
medio de los campamentos..." (2:17) Entra
a cualqueir sinagoga. ¿En qué lugar se encuentra
la bimá, el gran atril en el que se lee la Torá?
En el centro.
¿Por qué no está a un costado?
Cuando los Hijos de Israel viajaban por el
desierto, la Tienda de la Reunión viajaba dentro
del campamento de Levi, que estaba justo en el
centro del campamento. La Tienda de la Reunión
se encontraba allí debido a que dentro de la
Tienda de la Reunión estaba el Arón, el Arca
Sagrada donde se guardaba la Torá.
La Torá tiene que estar en el centro. No está
más cerca de una persona que de otra, ni más
lejos de una persona que de otra. Cualquier
judío puede estar tan cerca de la Torá como
cualquier otro.
Del mismo modo, el Arbol de la Vida estaba
plantado en el centro del Jardín del Edén. La
Torá es llamada el Arbol de la Vida a aquéllos
que la sostienen. Las manijas con las que la
asimos se llaman "Etz ha Jaim", el Arbol de la
Vida. Las manijas están en el centro de cada uno
de los rollos, así como el Arbol de la Vida
estaba en el centro del Jardín del Edén. Y la
Torá es el centro de la vida del judío. Si la
mueve a un costado, relegándola a ser un
pasatiempo de fin de semana, pierde todo el
equilibrio y sentido de la vida. El materialismo
enseguida se encarga de llenar el vacío que
quedó al dejar "a un lado" a la Torá.
La Torá exige concentración. Debemos
concentrarla en el centro de nuestra vida. Pues
ella es el corazón de nuestra fe. Y así como del
corazón surge la vida misma, por lo que su sitio
se encuentra en el centro del cuerpo, la Torá se
encontraba en el centro de los campamentos de
Israel.
El corazón bombea la sangre a todas las
extremidades del cuerpo por igual, sin
descriminación, sustentando así a todos los
miembros. La Torá Sagrada bombea la fuerza vital
del judaísmo a todos los miembros del pueblo
judío, sin descriminación, no importa quiénes
sean.
"Y Hashem le habló
a Moshe en el desierto de Sinaí" (1:1)
El campamento del Camino de Yanowska era
simplemente una manera más de matar judíos. Los
nazis (imaj shemam) construían un camino que
atravesaba Polonia, pero nadie sabía cuál era el
propósito principal: si terminar con el camino,
o terminar con los judíos. Sea como fuere, el
segundo propósito iba definitivamente mucho más
rápido.
Una noche, los aliados bombardearon el camino.
Los judíos, pura carne y huesos, se acurrucaron
en sus literas mientras cientos de toneladas de
TNT explotaban a su alrededor.
Por un gran milagro, nadie resultó herido. Sin
embargo, con el camino fue otra historia. Al
final del bombardeo, el camino parecía más bien
la superficie de la luna, repleto cráteres de
todos los tamaños.
Los nazis, imaj shemam, quer[a1]ían "divertirse
un rato". Gritando y vociferando, ordenaron que
los judíos salieran del escondite. En el helado
invierno polaco, los hicieron correr descalzos
por el camino, hasta el cráter más grande.¡Eh,
ustedes, judíos, no les vendría mal un poco de
ejercicio! Uno por uno van a saltar este cráter.
Si lo pueden saltar, pueden volver a la cama.
Pero si se caen en el cráter, les vamos a
disparar con ametralladora, hasta que caigan
muertos. ¿No es cierto que va a ser divertido?"
La quietud de la noche se vio interrumpida por
el quebradizo sonido de la ametralladora y los
últimos gritos de un judío santo que se despedía
de este mundo.
En aquella silenciosa fila del destino, se
encontraba un gigante del alma, el Bluzhever
Rebe, zatzal. Y detrás de él, había un joven que
había perdido su fe a causa de los tormentos de
la guerra.
El joven le dijo al Rebe: "¿Por qué tenemos que
servir de entretenimiento a estos cerdos sádicos?
Cuando llegue mi turno, no voy a saltar. Que me
disparen aquí donde estoy. Yo no les voy a
servir de entretenimiento. ¡Yo no voy a actuar
para ellos como un perro!". Silenciosamente, el
Rebe le respondió: "Querido amigo. ¡Qué valioso
regalo nos dio el Creador! Nos dio el máximo
regalo que se le puede dar a alguien: el regalo
de la vida. Pero nos lo dio con una condición:
que no se lo devolvamos. Sino que El Mismo ha de
venir a buscarlo.
Cada segundo de nuestra vida es invalorable.
Siempre que esté en nuestras manos seguir
viviendo, debemos aferrarnos a la vida con todo
nuestro poder. Si saltamos y llegamos al otro
lado, habremos honrado el regalo que El nos dio.
Y si saltamos y nos caemos, llegaremos al otro
mundo apenas unos pocos segundos después que si
nos hubiéramos negado a saltar".
Y llegó el momento de la verdad. El Bluzhever
Rebe se paró en la boca del abismo. Reuniendo la
poca fuerza que quedaba en su frágil cuerpo,
cerró los ojos. Al joven le pareció que apareció
una sonrisa en el rostro angelical del Rebe.
Como si hubiera reconocido a un viejo amigo. El
Rebe dio unos pasos atrás y entonces saltó hacia
la oscuridad.
El Bluzhever abrió los ojos. Estaba del otro
lado. Unos segundos más tarde, el joven aterrizó
junto a él.
"¿De dónde sacó la fuerza para cruzar?",
preguntó el joven.
"Justo antes de saltar, vi una visión de mi
zeide ("abuelo", en yidish). Frente a él estaba
el padre de él y el zeide de él y todos los
santos judíos a través de las generaciones,
hasta llegar a Moshe Rabeinu, a Abraham Avinu.
Todos esos judíos que cumplieron con nuestra
sagrada Torá inclusive cuando les costó la vida.
Vi que mi zeide saltaba el cráter frente a mí.
Yo extendí las manos y me aferré a los faldones
de su saco. Y él me asió y me cruzó al otro lado".
Los dos se quedaron en silencio unos instantes.
Por fin, el Rebe dijo: "¿Te puedo hacer una
pregunta?" El joven asintió. "Yo entiendo como
crucé yo, pero cómo hiciste tú para cruzar?"
El joven hizo una pausa antes de responder: "Yo
iba colgado de sus faldones".
¿De dónde proviene este poder de "aferrarnos a
los faldones" de nuestros antepasados?
La Torá fue dada en Fuego, en Agua, y en el
Desierto.
Por intermedio de Abraham Avinu recibimos la
Torá en Fuego. Abraham pasó por el horno
ardiente de Ur Kasdim para no negar a Hashem. El
es el padre del pueblo judío. El progenitor. En
el Mar Rojo, el pueblo judío, en tanto que
nación, pasó la dura prueba del Agua. El
ejército egipcio estaba determinado a arrojarlos
al mar. Ante la orden de Hashem, toda la nación
saltó al agua, y el mar se partió.
Y al que diga que se trató de un mero instante
de valentía, que se fije en el tercer hecho que
selló la capacidad de abnegación del pueblo:
cuando fueron tras Moshe en la vastedad del
desierto, sin comida, sin agua, sin más que una
promesa de un alimento milagroso proveniente del
cielo, y sin más compañía que serpientes y
escorpiones.
Esas tres duras pruebas, en el Fuego, en el Agua
y en el Desierto, fueron las que sembraron en
los genes espirituales del pueblo judío la
capacidad de abnegación y el amor por la Torá,
que son los que nos permitieron conservar
nuestra sagrada Torá y nuestra fe.
Aferrándonos a los faldones de nuestros zeides (abuelos)...
Midrash Rabá, Rabí
Meir Shapiro en Maianá shel Torá; Rabí Mendel
Weinbaj
1:20 |
Vayihyu veney-Re'uven bejor
Yisra'el toldotam lemishpejotam leveyt avotam bemispar shemot
legulgelotam kol-zajar miben esrim shanah vamalah kol yotse
tsava. |
Y los hijos de
Rubén, el primogénito de Israel, sus linajes por sus
familias, por sus casas paternas, conforme a la cuenta de los nombres,
cabeza por cabeza; todo hombre de edad de veinte años para
arriba, todos los que podían ingresar al ejército.
|
Familias
En estas páginas vemos que los israelitas conservaron su
distribución en tribus y familias, y que la permanencia en Egipto no
motivó una degeneración moral o mixtura, como debería haber acontecido
por las consecuencias naturales. Según el Midrash, la conservación de
la pureza familiar, de los nombres y de la lengua, fueron las tres
causas por las cuales los israelitas fueron redimidos de Egipto. Por
estas tres causas pudieron crear una cultura propia a través de las
generaciones, conservando inalterablemente la máxima institución del
judaísmo: la familia. Ningún decreto, ningún tirano logró abatir el
mundo judío, que se encuentra resguardado por la frontera de la pureza
de la mishpajá (familia). Es por esto por lo que Bilam (Balaam), el
más espiritual de los profetas antisemitas, al observar la santidad
del hogar israelita se expresó así: "¡Cuán bellas son tus tiendas, oh
Jacob, tus habitaciones, oh Israel!" (Números 24, 5).
1:50 |
Ve'atah hafked et-haLevi'im al-Mishkan
ha'edut ve'al kol-kelav ve'al kol-asher-lo hemah yis'u et-haMishkan
ve'et-kol-kelav vehem yeshartuhu vesaviv laMishkan yajanu. |
Y tú encarga a los levitas el cuidado
del Tabernáculo del testimonio, con todos
sus utensilios y todo lo que le pertenece; ellos llevarán el
tabernáculo y todos sus utensilios, y ellos servirán en él; y
acamparán alrededor del Tabernáculo.
|
Tabernáculo
Los levitas fueron instituidos cromo adjuntos y servidores de los
cohanim (sacerdotes). Su misión principal era la de guardar todos los
objetos y utensilios de la tienda de asignación, y servir a las
necesidades del Tabernáculo (Números 3, 7-9). Aarón el sumo sacerdote,
era de la tribu Leví; por eso sus descendientes son dominados
frecuentemente en la Torah como hacohanim-haleviyim (los sacerdotes -
levitas). Los otros miembros de la tribu de Leví son simplemente
levitas; los levitas servían desde la edad de treinta años hasta los
cuarenta (números 4, 1-3 y 47). Había también un período de aprendizaje
para ellos, de los veinticinco años hasta los treinta, y un servicio
auxiliar después de los cincuenta años (Números 8, 23-26). En la época
del rey David, el límite de edad mínima para el servicio de los
levitas fue reducido a veinte años (Crónicas 23, 24 y 27). Esta
medida se aplicó también en la época de la constitución del segundo
Templo (Esdrás 3, 8).
2:2 |
Ish al-diglo ve'otot leveyt
avotam yajanu beney Yisra'el mineged saviv le'ohel-mo'ed
yajanu. |
Los hijos de Israel acamparán
cada cual junto a su propio estandarte, bajo la insignia de la
casa de sus padres; dando frente a la tienda de asignación,
acamparán a su alrededor.
|
Acamparán
Este capítulo relata el orden de los campamentos y de las
marchas del ejército de Moisés. El Midrash (Yalcut 685) escribe
que el patriarca Jacob, antes de morir, dio él mismo las últimas
instrucciones de cómo debían realizarse sus funerales, y designó a
cada uno de sus hijos el lugar que ocuparía alrededor del ataúd.
Fue así como Moisés, inspirado en aquellas indicaciones del
patriarca, marcó a cada tribu la posición de su campamento. El
centro de reunión de las tropas era la tienda de asignación,
guardada por los levitas.La morada de Dios simbolizaba los
principios morales de los israelitas y el reinado de Dios sobre la
tierra. Eran combatientes todos los hombres sanos de veinte a
cincuenta años. A dos mil codos de distancia de la tienda de
asignación, alrededor de ésta, en el lado de oriente, ondeaba el
estandarte de Judá, amparando a otras dos tribus, la de Isajar y
Zebulón; sus colores correspondían al de las piedras del pectoral
en relación a cada tribu, y llevaba esta inscripción: "Revélate,
oh Dios, para que sean dispersados tus enemigos; y huyan ante él
los que te aborrecen" (Números 10, 35).
2:25 |
Degel majaneh Dan tsafonah
letsiv'otam venasi livney Dan Aji'ezer ben-Amishaday. |
Los del estandarte del campamento de Dan
estarán al norte según sus huestes, siendo
el príncipe de los hijos de Dan, Ajiezer, hijo de Ammishadday;
|
Norte
Las tribus de Rubén, Simón y Gad, ocupaban el lado sur. Su
estandarte era igualmente tricolor, de acuerdo con las piedras del
pectoral, y llevaba esta célebre frase de la Torah (Deuteronomio 6, 4):
"Oye, Israel: el Eterno es nuestro Dios, el Eterno es uno" (Yalcut
685).Al oeste estaba plantado el estandarte de Efraín, de Manasé y
de Benjamín, y llevaba esta inscripción: "La nube del Eterno
estaba sobre ellos de día, cuando partían del campamento" (Números 10,
34). Finalmente, el estandarte de Dan, Asher y Naftalí ondeaba al
norte con estas palabras escritas en Números 10, 36: "Y cuando
posaba el Arca (Moisés) decía: Reposa, oh Eterno, entre las
decenas de miles de millares de Israel" (Yalcut 685).
Diciendo
En la palabra lemor (para decir) se halla una notable y
trascendental idea. Todos los preceptos de la Torah fueron dados
al hombre, lemor (para decir). La entrega del precepto obliga a su
transmisión de una generación a otra, y esto es posible si existe
una verdadera pureza y fidelidad familiar. El primer versículo del
capítulo 3 dice: "Y éstas son las generaciones de Aarón y de
Moisés", pero en realidad enumera solamente a los hijos de Aarón
(versículo 3) y no se menciona en absoluto a los hijos de Moisés. Esta
es la explicación que nos da el Midrash: Habiendo sido los hijos
de Aarón discípulos de Moisés, la Torah los considera como si
fueran sus propíos hijos, puesto que "el que instruye al hijo de
su semejante, tiene tanto mérito como el que lo hizo nacer" (Rashí,
versículo 1). Si el padre le da la vida física, el maestro le
proporciona la vida espiritual, y le enseña los medios y las
razones para vivir. El Talmud coloca al maestro, en ciertos casos,
por encima de los padres, "pues los padres dan a la criatura la
vida en este mundo, pero el maestro le guía para la vida en un
mundo superior" (Baba Kama 2, 11). Por consiguiente, instruir a los
alumnos equivale a procrear hijos (Yalcut 688).
3:32 |
Unesi nesi'ey haLevi El'azar
ben-Aharon hakohen pekudat shomrey mishmeret hakodesh. |
Y el principal entre los príncipes de
los levitas será Elazar,
hijo de Aarón el (sumo) sacerdote, el cual tendrá la
superintendencia de los que hacen la guardia del santuario.
|
Elazar hijo de Aaron
El mismo Elazar descendía de la familia de los kehatitas por
parte de su padre Aarón y de su abuelo Amram.
3:40 |
Vayomer Adonay el-Moshe pekod
kol-bejor zajar livney Yisra'el miben-jodesh vamalah vesa
et mispar shmotam. |
Y dijo el
Eterno a Moisés: Cuenta todos los
varones primogénitos de los hijos de Israel de edad de un mes para arriba, y forma
el censo de sus nombres.
|
Varones primogénitos
La misión sagrada del servicio del Tabernáculo fue confiada a la
tribu de Leví, retirándola de los primogénitos del pueblo de
Israel, pues éstos se habían profanado adorando al becerro de oro.
Fue así como se compensó a la tribu de Leví por su fidelidad a
Dios en aquellos días nefastos. Igualmente vemos la misión
sacerdotal confiada a la familia de Aarón, confirmada y tornada
perpetua como recompensa por la fidelidad de Pinejás, nieto de
Aarón, en ocasión en que el pueblo cometía abominaciones e
idolatría (ver Números 15, 10-13).Esta situación moralmente elevada
de los levitas, recordaba a los hijos de Israel la defección del
pueblo en el pecado del becerro de oro, símbolo y germen de sus
infidelidades posteriores, pues nuestros sabios dicen que cada
pecado de Israel deriva del pecado del becerro de oro.
4:2 |
Naso et-rosh bney Kehat mitoj
bney Levi lemishpejotam leveyt avotam. |
Formad el censo de los hijos de Kehat
de entre los hijos de Leví, por sus familias, por sus casas
paternas,
|
Hijos de Kehat
Estos tuvieron prioridad sobre los hijos de Guereshón, a pesar
de que Kehat era menor que aquél, quizá por ser parientes más
próximos de Moisés y Aarón (ver Éxodo 6, 16-20); pero el Midrash
atribuye la razón de ello a la superioridad intelectual de los
kehatitas (ver comentario subsiguiente). Las doce tribus estaban
divididas en cuatro grupos de tres tribus cada una, e instaladas a
los cuatro lados del Tabernáculo, teniendo a éste en el centro.
Esta disposición indicaba que el centro de la vida israelita
estaba en el santuario. El santuario mostraba la presencia de Dios
entre el pueblo. Los israelitas, aun estando en guerra, no se
apoyaban únicamente en la fuerza física, sino especialmente en la
fuerza espiritual. En otro lugar (Éxodo 18, 8) vemos a Moisés
durante la guerra con los amalekitas levantar sus manos hacia el
cielo. A este propósito pregunta el Midrash: "¿Acaso las manos de
Moisés causaban la victoria o la derrota? No; es que cuando los
israelitas elevaban sus corazones al Dios Altísimo, vencían, y
cuando lo apartaban de El, eran derrotados" (Yalcut 264).
Cenizas del altar (del holocausto)
Pero sin apagar el fuego de él, puesto que no estaba permitido
hacerlo. Con todo, el precepto de mantener el fuego perpetuo en el
altar (ver Levíticos 6, 6) parece haber sido cumplido en el Templo de
Jerusalem y no durante el período de la travesía del desierto.
|